Encuentro de las artes y el clima
Por la tarde, el grupo se centró en la comida y el agua como vehículos para conectar con la conciencia. Se invitó a los artistas a indagar en el vocabulario del agua, explorando el paisaje sonoro de ruidos y la gama de sensaciones que experimentaban al sorber agua de un vaso
A continuación se realizó un ejercicio de comer y dibujar a ciegas, en el que cada artista sintió y transmitió simultáneamente su experiencia de comer un higo, representando su trayectoria a través de una pieza visual.
Las conversaciones giraron en torno al origen de los alimentos que comemos, el tipo de valor que, como consumidores, les otorgamos, y la explotación de los recursos naturales y las vidas humanas que su producción conlleva con demasiada frecuencia.
Greenhouse Regenerative Lab, un proyecto de regeneración holística ubicado en un elegante y espacioso invernadero de la vecina localidad de Guaro. En primer lugar, se visitó el invernadero, donde se combina tecnología punta con técnicas ancestrales para cultivar de forma regenerativa y ahorrar agua, un recurso precioso y escaso en esta localidad.
A continuación tuvo lugar un círculo de intercambio y meditación en el que todos reflexionaron sobre las partes del Antropoceno que les gustaría compostar.
Luego, se invitó a los artistas a reflexionar sobre el proceso de compostaje, un proceso natural en el que la materia orgánica se metaboliza y se transforma en una nueva forma de vida. Tras aprender sobre el compostaje desde una perspectiva biológica, se invitó a los participantes a encarnar la lógica del compostaje imaginándose a sí mismos como cada uno de los elementos del proceso (agua, aire, materia orgánica, microorganismos, etc.).
La siguiente dinámica fué un círculo de intercambio y meditación en el que todos reflexionaron sobre las partes del Antropoceno que les gustaría compostar.
El trabajo del día culminó con la creación por parte de cada artista de una representación de un objeto, idea o concepto asociado al Antropoceno que les gustaría ver transformado, y su incorporación a la pila de compost.
El tercer día los artistas participaron en el evento mensual que se celebra en los Jardines de Arboretum “Mercado con Valores” un espacio de encuentro para productores ecológicos y artesanos locales.
Los participantes de myco 02, crearon una pila de compost he invitaron a los visitantes a incluir en la pila elementos que les gustaría compostar de nuestro modelo social, además de realizar algunas dinámicas y crear piezas similares a las realizadas en el segundo día de encuentro, compartiendo con los visitantes sus impresiones e ideas sobre la temática que exploramos y sobre la creación de su obra.
Participante the myco 02 - Reflexión
Voy a empezar por el final, por el acto de recoger la obra, pues va muy de la mano de mi modus operando y creo que por eso me lleve el trípode. Dejar constancia del momento de recogida, sin un público expectante de ver una acción, sin artificios. Solo un grupo de gente trabajando alrededor de algo.
Ese proceso es la obra, siempre he sentido una tremenda belleza en lo efímero y en lo que queda oculto tras las piezas o instalaciones. ¿Es necesaria una pieza final? ¿Por qué? ¿Tiene repercusión en la otra persona? ¿O es un mero objeto de consumo más? ¿Cómo podemos escribir una nueva narrativa sobre la función del arte (más allá de lo principal que es una comunicación no verbal, lo más ancestral, que lleva miles de años vigente?
En el mundo del arte, a menudo nos centramos en el resultado final, la obra que queda para ser admirada.
Sin embargo, existe un aspecto igualmente valioso y, en ocasiones, más significativo: el proceso que rodea a la creación y, en este caso, a la recogida de una intervención artística.
En este caso, una intervención artística que utiliza materia orgánica, elementos que, por naturaleza, están destinados a descomponerse y desaparecer con el tiempo.
En esta narrativa, la obra es efímera, su vida útil limitada. Lo relevante no es la pieza en sí, sino la acción que la construye y, por ende, la acción que la deshace.
(Cómo la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, lo mismo que el compost) Este enfoque pone de manifiesto la idea de que el proceso es, en muchas ocasiones, más importante que el producto final.
Al recoger entre todxs la pila de compost, nos enfrentamos a la inevitabilidad de la desaparición, lo cual nos invita a reflexionar sobre la impermanencia de la vida y la creatividad.
La acción de recoger se convierte en un ritual efímero, una danza estrepitosa que refleja la fugacidad de la existencia misma.Al abrazar esta perspectiva, nos damos cuenta de que el arte no se limita a la obra en sí, sino que se expande para abarcar el proceso de creación y destrucción y así su correspondiente transformación.
La obra se convierte en un testigo de una acción que, a su vez, se convierte en una manifestación artística.
Es el acto de recoger, el cuidado con el que se realiza, la reverencia ante la impermanencia, lo que cobra importancia.
Nos recuerda que la belleza reside no solo en la creación, sino también en la transitoriedad y en el compromiso con la acción.
Este enfoque nos desafía a cuestionar nuestra percepción convencional del arte y a apreciar la acción como una manifestación artística en sí misma. Nos enseña que, a veces, la efímera coreografía del proceso puede ser más significativa y conmovedora que cualquier obra que permanezca inmutable.
Director y fundador de Greenhouse Regenerative lab- Reflexión sobre myco 02
Los humanos no inventamos el compostaje, ni la vida, ni las miles de millones de interrelaciones que la permiten, esos seres microscópicos que metabolizan y lo transforman todo, el ciclo permanente de la vida, de la cual dependemos y somos parte. Sentí alegría al ver que Myco 02, salió de los estándares del discurso y de lo que el público está acostumbrado a ver y esperar. Me produce esperanza. Seguramente este proceso haya sido incómodo para algunos artistas y sobre todo para el público, eso nos permite abrirnos a reflexionar y cuestionarnos seguramente, ¿qué me/nos pasó? , los más cómodos solo se atreverán a juzgarlo y tacharlo de algo que no valió la pena. Todo es bien recibido en esta pila de compost.
Myco 02 se abrió tímidamente a la experiencia y la reflexión sobre este hecho, tan común como ignorado por la mayoría, hablar de la muerte como alimento de la vida, los ciclos de energía, la transformación como patrón natural, el cambio permanente, el revivir de cada elemento en una danza perpetua… danza de vida, desde hace 3.800 millones de años.
Nos encontramos como humanidad frente a un momento único de nuestro linaje, retos sistémicos producidos por nuestro modelo de sociedad, no de toda la humanidad, pero sí de la qué mayoritariamente genera un impacto negativo sobre nuestra casa común. Estamos viviendo en tiempos volátiles, inciertos, complejos y ambiguos. Seremos testigos en los próximos años en la Tierra, de la mayor velocidad de cambios que cualquier generación humana haya visto. Bienvenidos a los años más desafiantes para la presencia humana en este azul planeta, que como artista creadora la Naturaleza, por millones de años creó vida, complejidad y biodiversidad.
Nuestros días están cruzados globalmente por cambios profundos y la velocidad de los cambios se hace cada vez más vertiginosa. Nuestra civilización está atravesando por un umbral, un cambio fundamental de nuestra cosmovisión del mundo en cuanto a nuestra relación con la naturaleza, nuestra relación con el otro y nuestra relación con nosotros mismos; este patrón vuelve a aparecer una y otra vez conectando haceres, patrones y procesos. Sin embargo, el cambio permanente, que en el tiempo se ha ido profundizando, así como su velocidad, no hacen sombra a la realidad de que no solo estamos ante una “época de cambios” sino que ya entramos hace un tiempo en un “cambio de época”, un cambio paradigmático en nuestro entendimiento del mundo y de la vida, un nuevo hacer, pensar y sentir; una época donde, si somos capaces de hacer frente a los desafíos humanos, podríamos ser testigos de su florecer. Una invitación a compostarnos, a dejar esos elementos que no nutren la vida, para generar los alimentos de una nueva realidad biocentrista, llena de cuidado, amor, respeto, abundancia, compasión, confianza, igualdad, biodiversidad, valentía, integridad y conciencia ecológica. Que este compost nos ofrezca la REGENESIS.
Coordinador de myco - Al final... del principio - myco 02
Tras un breve descanso después de nuestro encuentro este último sábado, me pongo en contacto con vosotros para agradeceros vuestro trabajo y participación en myco 02.
Hace unos días leía, en uno de los libros de nuestra lista de lecturas compartidas “Trabajando en las ruinas” un fragmento que apuntaba, que siempre que el grupo de artistas de “The Dark mountain” intentaban de forma creativa abarcar algunos de los grandes problemas sociales, como el cambio climático, los resultados no eran muy efectivos, puesto que normalmente la reflexión más que aportar soluciones abría paso a un sinfín de preguntas, idea que nuestra querida Juliana ya hacía referencia en uno de sus textos.
Es cierto que el rol del arte no debería ser ofrecer conclusiones, ni claridad, sino más bien, exponer la complejidad de las múltiples visiones e interpretaciones de esta realidad compartida, descubrir ese sabor agridulce que parece impregnar la experiencia de vivir y de la que tenemos que aprender a disfrutar, es ese sabor agridulce el que abre las puertas de la experiencia.
En una sociedad basada en la búsqueda de resultados, es todo un ejercicio aprender a valorar los caminos que están por empezar o los que no llevan a ninguna parte, o la fuerza de la intuición y el instinto, tan poco interesadas en encontrar una explicación lógica ,o en utilizar la retórica
como herramienta de separación.
Anoche en el mundo de los sueños, me encontré cruzando un rio que tal como me sumergía en él, se convertía en barro, hasta casi encontrarme nadando en arenas movedizas, pude sujetarme a un tronco de árbol seco a la deriva, encaramado sobre el, podía observar ese mar de barro infinito…para mi ese tronco en el mar de barro, simboliza el viaje breve pero profundo al que nos hemos sometido juntos, se que solo ha sido una breve incursión en estos nuevos territorios del ser, esta selva de lo desconocido, a mi personalmente me seduce y resuena en lo más profundo, como en el relato de Ursula C Leguin “Los que se alejan de Omelas” un territorio fugitivo, un lugar entre túneles y mutaciones, un lugar donde explorar lo más allá de lo humano.
Por último, agradeceros a todos vuestra colaboración y especialmente a la Dra.Juliana España Keller y a su residencia “Bajo el olivo” y a mi buen amigo, Alejando Orioli su colaboración y apoyo, sin ellos este encuentro no habría sido posible.
Os dejo con un texto del gran Eduardo Galeano, que me envió Alejandro el otro día.